jueves, 23 de octubre de 2014

La arcilla de dentro

Como la piedra amigos
como el canto rodado
José Agustín Goytisolo

RÍO MAIHUE
-Jeremías-
Entrando al Maihue, allí donde el río Pillanleufú bota sus
aguas, la voz y el cuerpo suyo emergieron de entre las
totoras del agua, entero mordido chorreando de agua. ¿Tú
lo escribirías? Me preguntó. Está bien; fue el miedo el
que desencadenó la saña. Pasó así:
Raúl Zurita

Allí
Donde la turba del mar se desprendió del cauce
El fondo del mar era sal pedregosa
Crujieron las piedras del río
Y mi cuerpo eran los guijarros

Mi cuerpo eran los guijarros entonces me dijo
Y castañeaban los trozos de arcilla
En los meandros del río

Allí
Se desprendió el brillo de un fruto en la copa más alta
Y los meandros recogieron sus trozos de arcilla gastado
Entre los salientes del río encontré mi ropa
La ropa eran todas las arcillas desnudas del cauce
Descubrí una piedra con forma
Humedecí mi cuerpo en el cauce
Repetí los mismos flujos entre mi cuerpo y los guijarros
Adormecí los peces submarinos con concha
Los trozos de arcilla giraron solos
Desprendiendo la mancha que es mi cuerpo en el río
Y los guijarros a carcajadas entonaron canciones
Del fruto rojo escarchado

Se deshizo en figuras de copo de nieve
En la ropa gastada un destello de escarcha de frutas
En el meandro vi mi ropa
Uno tras otro desprendí mis pantalones y mi corbata
Me desvestí del meandro y me hice un cubo de arcilla sin forma
Como flotando entre las grietas que dejan los cangrejos de río
Me reí de los guijarros compuestos de arcilla
En el estado blando del fruto en la copa del árbol
Desvestí las arcillas de dentro
La corteza me pareció un pedazo de tela hecha jirones
Mi ropa era el suéter del árbol en el cauce del río
Navegué hasta el mar y recogí lo que había sembrado:
Trozos de barro y de arcilla

Medité sobre mis girones hechos corteza en el barro
Un grupo de pioneros re-escribieron mi futuro
Me dio miedo el color del cielo y bajé la vista
Trozos de corteza enjironada tornándose arcilla
Mutaron mis ojos en barro líquido
Las grietas fueron casa y a la vez mi propio cuerpo
El cauce eran mis carcajadas y las carcajadas de los cangrejos
Los guijarros desnudos no podían hablar más por mí
Repetí mi historia en las piedras del río
Hice muescas en cada piedra
Repetí esas muescas en la cara del árbol
para contarle a las piedras mi cuento, y el acto
Era un fruto escarchado acostado en el barro
esperando en el cauce del río.